Así decía El aforismo griego: “Conoce a ti mismo”. Era la máxima esencial de la filosofía, el propósito de todo ejercicio sistemático del pensamiento, de una forma rigurosa, -y en algunos casos ascética-, de vivir.
Nosce te ipsum es algo así como “para encontrar las respuestas a tus inquietudes, busca siempre en tu interior”. Como en la zaga de la “Guerra de las Galaxias”, cuando el maestro Jedi le insistía a Lou Skywalker que buscara en su interior para manejar los poderes y la sabiduría suficiente para derrotar al maligno Dark Baden. Eso es algo exagerado y hollywoodense, pero por ahí va el asunto.
Nosce te ipsum, entonces, ¿sería la proposición básica que responde a preguntas como qué va a suceder este año? ¿Sirve para saber qué va a pasar con mis seres queridos?, ¿puede responder a si acaso van a ser felices?, ¿ayuda a predecir que va a suceder con mi trabajo, o si voy a estar bien para hacer frente a los desafíos de este año?
Frente a las dudas e inseguridades, conocerte a ti mismo, buscar dentro de ti las respuestas sería la máxima de los estoicos. ¿Y si nos están dentro de uno? Nos exhortarían a volver una y otra vez a intentarlo.
Hace tiempo trabajé con alguien que siempre decía que había que tener cuidado con la mente porque a veces nos engaña. No es que nuestro entendimiento siempre esté jugando con nosotros, pero si es mejor no pensar tanto (y eso que soy enrollado) porque las respuestas son difíciles, casi imposibles. La mente nos llena de susto e inseguridades, y al final tenemos más razones para no hacer las cosas que para hacerlas.
Es preferible vivir el aquí y ahora con una intensidad tal que sea capaz de modificar el más difícil de los entornos. El Nosce te ipsum entonces resulta ser como un hábil barquero manejando el bote de la vida que navega tanto en aguas turbulentas, como en las más calmas, con el viento el viento a favor y a veces en contra. Es el capitán que no tiene todas las respuestas, sino las capacidades para enfrentar lo que viene con la fe y fortaleza interior lo que viene. Porque ¿Quién sabe que pueda suceder mañana?
